ESTO TAMBIÉN PASARÁ

Estábamos aún conmocionados con la Pandemia, pero no lo sabíamos, hoy lo veo con claridad.

Y así, fue cuando una llamada on line me informa que la carrera después de 20 años terminaba para mí en la organización en la aprendí, aporté y sobre todo, conocí a tantas personas con las que compartí tantos momentos importantes.

Cómo a muchos les ha pasado, antes o después, se pone término a una relación laboral de años, que incluso puede, para algunos, haber durado más que los años de matrimonio.

Es una fuerte emoción, como un balde de agua del que no te puedes escapar, sin embargo, supe que “esto también iba a pasar”, como la leyenda del anillo de un Rey, de  autor desconocido que comparte esta breve frase tan amplia en sabiduría.

El primer desafío luego de esa emoción fue compartir con los más cercanos la noticia que implicaba un cambio de trayectoria, sin embargo, no así el destino.

¿Qué harías o qué hiciste al día siguiente del término de una larga relación? En mi caso fue levantarme una vez más y con la firme decisión de avanzar por ese camino de incertidumbre.

Ese primer día decidí aceptar la invitación de un amigo que se ha dedicado con vocación a promover a los que, con más de 50 años, se reinventan.

Su invitación consistió en ir a un encuentro masivo de emprendedores, en un Estadio en Santiago, este evento convocó a muchísimas personas y también a mí que buscaba su inspiración.

Y la encontré, sorprendente ver a tantas personas resueltas por hacer lo que les apasiona y más contentas que muchos que por miles de razones se mantienen sujetos a una “obligación” y no donde “quieren” estar, por la “ilusión o alucinación” de la llamada estabilidad laboral.

Varias veces, comenté para otros y para mí, que la “estabilidad laboral” no es un empleo que dura décadas, es la capacidad de ser “empleable” lo que trae esa “estabilidad personal” que nos permite estar preparados para un mundo que nunca se detiene y del que a veces, nos queremos bajar.

Así me encontré, mi primer día desempleada, con un primer sencillo y no menos significativo desafío; ¿cómo me presento hoy, si ya no soy quién ocupó por tantos años un rol determinado, en una empresa determinada? ¿Cuántas direcciones de correo y documentos tendría que cambiar? ¿mi identidad cómo cambió después de 20 años?

Y claro, surgió la primera respuesta aliviadora y obvia, ¡sigo siendo yo! La misma persona con la riqueza de la experiencia vivida, y ahora mejor aún recuperé mi tiempo y la capacidad de elegir.

Esto me permitió comenzar a diseñar el futuro, esta vez sobre una pantalla digital que permite borrar, probar y recalcular las rutas permanentemente, buscando la mejor opción que conecte con mi propósito y en compañía de las personas que más aprecio.

Y aprecio mis recursos, a partir de retrotraer tantas experiencias, ideas, intereses y experiencias pasadas que son sin duda parte de mis fortalezas y que sumadas hacen surgir los talentos que reconozco en mí como un hilo que conecta.

Así también, mirar mis brechas esta vez con más compasión y con más sentido del humor para generar una mejor versión de estas, al menos renovada.

Hoy estoy resuelta a mirar hacia delante y escoger, donde ir, qué hacer y con quiénes quiero embarcarme en los siguientes desafíos.

Con convicción plena y con confianza en el corazón, miro hacia delante y elijo, seguir aprendiendo y sorprenderme, poner a disposición de quiénes encuentro en el camino, mi experiencia, mis conocimientos y mi ser persona, al servicio de descubrir el talento, apreciarlo con honestidad, compartirlo y extenderlo.

Sigo en la travesía y con ello celebro la oportunidad de valorar, a quiénes me acompañaron antes y a los muchos que he conocido y conoceré en esta nueva experiencia.

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